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Entrevista a Giusi Giustino, responsable de vestuario de «Manon Lescaut»

La diseñadora italiana Giusi Giustino es la responsable de vestuario del Teatro San Carlo de Nápoles, donde ha diseñado el vestuario de diferentes producciones como Aida, Trovatore, Cavalleria Rusticana o la Manon Lescaut que se puede ver en el Liceu hasta el próximo 22 de junio. Una magnífica producción firmada por Davide Livermore que centra la acción en la entrada migratoria a Nueva York y la isla de Ellis.

Amics del Liceu: En una nueva producción, explíquenos cómo acostumbra a ser el proceso creativo en lo que se refiere al vestuario?

Giusi Giustino: El proceso creativo es largo En el caso de Manon Lescaut ya había trabajado anteriormente con Davide Livermore, y este hecho facilita mi trabajo. Envío los bocetos al director y a partir de entonces empiezo a trabajar con todo el resto. Tengo presentes las indicaciones sobre la época, la escenografía, el contexto, etc. En el caso de Manon, he vestido los personajes con telas de cuadros y utilizando tonos rosas, porque Manon tenía quince años, y con estos tonos las cantantes se sentirán más inocentes y entrarán más en el personaje. Son pequeñas cosas que para mí son muy importantes. Hay óperas donde es diferente… depende de cada una de las historias, hay que destacar un punto o otro.

AL: El vestuario marca una parte muy importante de la situación temporal y geográfica en la que la dirección de escena quiere situar la acción? Acostumbra a existir diálogo con el director de escena?

GG: La creatividad es importanteen mi trabajo, pero también lo es la conexión y conocimiento del director de escena, hace falta una armonía y conexión, como si todo el proceso lo hiciera una sola persona. En el caso de Manon, como ya nos conocíamos, ha sido mucho más sencillo. En general nos reunimos muchas veces y hago los bocetos, porque es donde se concreta todo aquello que hemos hablado.

AL: Está de acuerdo con todos los conceptos escénicos propuestos por sus compañeros encargados de la dirección?

GG: Sí, porque hay unos motivos, una razón de ser: se ha tomado como punto de salida el desierto descrito por Puccini, que corresponde al desierto del alma, se ha referido a la soledad de una persona que no se encuentra en su patria y que muere en otro continente. Por lo tanto, ves la representación y te das cuenta que es una historia más universal, profunda, precisa y verdadera. Te das cuenta de que ha habido un período histórico donde todos los europeos éramos inmigrantes. Nuestros bisabuelos etc. Es una historia que conmueve, la historia de un amor que después acaba por unas causas determinadas. He diseñado los vestidos como si fueran para una película, muy realistas respecto a los que habitualmente creo,  que son mucho más fantásticos, con sombreros extravagantes etc. Ahora se trata de una historia donde los protagonistas huyen relativamente y van a América, él la sigue y ella muere, y muere también un amor. Empieza la historia con un actor que es viejo y que recuerda el sitio donde muere su amada Manon, amor de juventud. Ve una foto de la su Manon, la historia parte de un recuerdo. A menudo Manon está ambientada en el s. XVIII, y hacer este salto en el tiempo, adaptar los vestuarios al contexto… es algo que requiere del estudio del libreto de ópera, del conocimiento de la historia, porque te permite conocer porqué suceden los hechos, los protagonistas. Conociendo la historia he encontrado muy adecuado el contexto histórico elegido.

AL: Qué materiales son con los que más le gusta trabajar? 

GG: Trabajo con muchos materiales diferentes, hasta con hierro (se ríe) y hasta se ha bailado con vestidos de hierro. Trabajo con todo: pinto, corto, añado, experimento mucho. En este caso he intentado buscar tejidos que fueran adecuados para la época. Una falda del S.XIX no se puede hacer con un tejido cualquiera porque no sería creíble por ejemplo.

AL: Cuanto tiempo implica la creación de un nuevo vestuario para una nueva producción?  

GG: Estos vestidos han sido confeccionados en el Teatro San Carlo de Napoles. He tenido tiempo de trabajarlos con previsión, y ya entre una ópera y otra, iba encontrando tiempo para poder trabajar en Manon. He estado varios meses, pero no continuamente, sino intercalándolo con otros proyectos. Lo más importante para mí son los bustos, en el segundo acto hay prostitutas y como he trabajado los vestidos encuentro que son una obra maestra, son espectacularmente bellos. Siempre intento también recopilar retales de tiendas de ropa de Napoles, pequeños fragmentos de telas que para las tiendas son insignificantes, pero que en cambio para mí son un tesoro. He utilizado estos retales de muchos tejidos diferentes como si fueran un mosaico, y los he trabajado, tiñendo, cosiendo, y he hecho los vestidos de las prostitutas. Son prácticamente esculturas, vestidos que tienen mucho cuerpo, casi se aguantan solos.

(Nos muestra un magnífico corsé que Manon lleva en uno de los actos y nos explica que la mitad de la ta está del derecho y la otra del revés para dar más movimiento y expresividad a la pieza)

Intento continuar con la belleza de la vida a través de mi trabajo. Hago cursos de máscaras, de pintura, de costura. Las personas han perdido el sentido por la belleza, falta reivindicarlo. He estado años aprendiendo de las modistas en Roma, mi profesión no es sólo pensar, sino también es saber realizar, esto no hay que olvidarlo. Es una profesión, hay que ir más allá, no es sólo concebir un vestuario, sino también saber qué tejidos son óptimos para realizar una pieza de ropa, cómo se tiene que cortar una falda…no se puede improvisar. Mucha gente no le da importancia, pero el año que viene hará 40 años que me dedico a mi profesión y me sabría muy mal que muriera. Por este motivo me gusta compartirlo con nuevas generaciones a las que formo. Soy una apasionada de mi trabajo, ya con tres años dibujaba vestidos y le decía a mi madre que quería vestir a gente extraña, que hiciera cosas diferentes, fuera de lo común y más adelante descubrí el teatro y la ópera, de pequeña siempre me llevaban a ver este tipo de espectáculos y crecí en este entorno de música, museos, exposiciones…porque mi madre ya tenía pasión por este mundo y por la artesanía y me la transmitió.

AL: Crea vestuario pensando en la producción de manera general o también piensa en los cantantes que lucirán  su vestuario? En este caso, cómo trabaja las reposiciones y el cambio de cantantes?

Antes de trabajar me fijo en quién es el cantante, cada uno tiene sus particularidades y da un punto característico al personaje, con mi trabajo intento resaltar estas características y ayudarlo a interpretar su papel: si son jóvenes, si son mayores…hay muchos matices y hay que tenerlos en cuenta y resaltarlos en función de cada cantante.

Pienso en los cantantes… pero también en el presupuesto. Como directora es importante tenerlo presente. La creación es una cosa y el dinero otra muy diferente. No es fácil. Es por este motivo que intento aprovechar retales, tejidos, objetos míos, cosas que encuentro o compro en un motivo determinado y que a la larga uso. Ser creativo también significa utilizar todos los recursos. Muchas veces la utilizo vestidos que la gente no usa: los tiño, los corto, les doy una nueva vida. Hasta una de las chicas de Manon lleva un chal de seda que es mío en realidad…lo buscaba y no lo encontraba, y se lo había puesto a uno de los personajes. Tengo un buen fondo para trabajar, un taller lleno de cosas, lo conservo todo, no tiro nunca nada. También tengo en casa dos armarios enteros llenos de cosas. Conservo hasta flores de las bomboniere, porque después las utilizo para hacer coronas para ballets como la Cenicienta, que he hecho recientemente, las uso para hacer detalles.

AL: Es obvio que existe una relación muy íntima entre usted y el San Carlo de Nápoles… cómo se vive la ópera en Nápoles y en Italia? Como cree que la vivimos en Barcelona y en otros teatros de España? 

GG: He trabajado en Valencia y Bilbao y me ha parecido que hay una buena relación entre el público y la ópera. En Italia la ópera es una excelencia, nace allí, nuestros músicos y cantantes muchas veces se hacen famosos, tenemos los compositores más conocidos: Verdi, Rossini, etc. El brindis de La traviata todo el mundo lo conoce hasta a quien no le gusta la ópera. En cambio otros son más hostiles y difíciles de conocer. En Italia la situación es un poco catastrófica desde el punto de vista cultura, no es sólo la ópera, nos cuesta a todos, también a los teatros…y todo es por culpa del dinero. Es algo determinante para nosotros. Los teatros tienen que hacer nuevas producciones, pero a su vez esto requiere más esfuerzo porque cada vez somos menos, es un problema terrible, tenemos que hacer muchas cosas a la vez. Durante el mes de junio y julio estoy preparando al mismo tiempo: Tosca, Rigoletto, Cenerentola, Carmen, Così fan tutte con Ricardo Muti, La dama de les camelias, un ballet … 10 producciones en 2 meses. Y somos siempre los mismos cuatro gatos y yo. Esperamos llegar a todo, pero nos cuesta mucho, requiere mucho esfuerzo.

AL: Qué le ha parecido el servicio de sastrería y vestuario del Gran Teatre del Liceu?

GG: Me he sentido muy cómoda trabajando con ellos, son muy buenos. Hemos sido afortunados con esta producción porque no hemos tenido muchos problemas de tallas, había pensado con previsión los vestidos para que fueran fáciles de adaptar y esto me ayuda mucho. Aquí todo es más calmado, en Nápoles es todo más caótico, no es culpa nuestra… tenemos muchos espectáculos al mismo tiempo. Este caos de hacer tantas cosas a la vez aquí es más tranquilo, oyes la música de fondo dentro del Liceu…es maravilloso.

“Si quitas la belleza de la vida, no queda nada”

Giusi Giustino

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