Del 27 d’agost a l’1 de setembre de 2013

En vísperas de nuestro viaje a Salzburgo, tenía ilusión. ¿Qué otro sentimiento se alberga antes de iniciar un viaje?

Sabía que disfrutaría admirando, entre otros, a Kaufman, Salminen, Seiffert y Westbroek.

También contaba con la fascinación que me depararía la belleza de Salzburgo.

Sin embargo, no contaba con algo inesperado: la sorpresa, la sorpresa de que el viaje emprendido a Salzburgo con los Amics del Liceu disponía de algo más que una impecable organización. Sí, espléndida ha sido la organización del viaje en todos sus aspectos: la cálida atención dispensada a todos nosotros por Isabel, nuestra joven y bonita acompañante, las magníficas localidades en los teatros, el buen hotel elegido para nuestro hospedaje y las exquisitas excursiones al Palacio de Hellbrunn y al lago Wolfgangsee.

Pero si la buena organización excede  a la acostumbrada en este tipo de viajes, no puedo concluir mi relato sin aludir a lo que, para mí, ha sido la guinda de estas vacaciones: el buen recuerdo que me han dejado los compañeros –en su mayor parte, compañeras- por su algo más que buena educación y cortesía, tanto ha sido el afecto que me han demostrado durante nuestra estancia en Salzburgo.

Era nuevo en el grupo de viajeros y, desde el primer momento, supe que, ya en casa, le hablaría a mi familia, no de mis compañeros de viaje, sino de los nuevos amigos hechos en el Festival del Salzburgo, amigos  a quienes espero y deseo encontrar en los próximos viajes programados por los Amics del Liceu.

¡Hasta pronto!

Julio Crystellis – Soci d’Amics del Liceu